Cómo se relacionan el rendimiento cognitivo general, la memoria episódica y el lenguaje con la conducta adaptativa en personas adultas con síndrome de Down.

Jesús Javier Alonso González

Psicólogo y Neuropsicólogo Clínico. Centro de Promoción de la Autonomía Personal Estela, Asociación Síndrome de Down Burgos, Burgos (España). Email: jjalonso001@gmail.com

Cómo se relacionan el rendimiento cognitivo general, la memoria episódica y el lenguaje con la conducta adaptativa en personas adultas con síndrome de Down.

1. Introducción y justificación del estudio

El síndrome de Down es una alteración genética producida por la presencia de un cromosoma extra, o una parte del mismo, en el par 21. Es la principal causa de discapacidad intelectual en el mundo. Según la Base de Datos Estatal de Discapacidad  (BDEPD, 2012), en España hay 16.550 personas con síndrome de Down, mientras que según las estimaciones del Instituto Nacional de Estadística son 33.965 (INE, 2008).

Tradicionalmente, se le ha dado importancia al funcionamiento intelectual para determinar la existencia o no de discapacidad intelectual. La utilización de test psicométricos tradicionales para evaluar la inteligencia en personas con síndrome de Down es actualmente vista con recelo: no son útiles para pronosticar cuál va a ser el desarrollo en una determinada área (Robles-Bello y Calero, 2008), no predicen el éxito personal ni profesional y no evalúan el potencial de aprendizaje en poblaciones con discapacidad intelectual (Hochel y Gómez, 2020). Por otra parte, los avances en los cuidados médicos de las personas con síndrome de Down, que se traducen en una mayor esperanza de vida, ponen de relieve la importancia de una evaluación neuropsicológica de todas las funciones cognitivas, repetida periódicamente a lo largo de la edad adulta en esta población (Signo, 2016). Necesitamos, por tanto, una descripción operativa además del coeficiente intelectual que nos posibilite observar cómo se encuentran los recursos específicos de cada individuo (Carrillo, 2012).

Otro aspecto clave en la evaluación de personas con discapacidad intelectual es el concepto de conducta adaptativa. Desde que lo que hoy llamamos AAIDD (Asociación Americana sobre Discapacidad intelectual y otras Discapacidades del Desarrollo), a finales de los años cincuenta del pasado siglo, propusiera una definición de la discapacidad intelectual en la que se incluían las limitaciones en la conducta adaptativa (Heber, 1959), este constructo ha ido cobrando mayor importancia en la concepción de las personas con síndrome de Down (AAIDD, 2011).

La conducta adaptiva es un constructo muy amplio, que reúne las habilidades que son necesarias para que cualquier persona se desenvuelva autónomamente en su vida cotidiana (Montero, 2015). Se entiende como «el grupo de habilidades conceptuales, sociales y prácticas aprendidas por las personas para funcionar en su vida diaria» (Schalock et al., 2010). La conducta adaptativa es un constructo que ha ido evolucionando hasta el momento actual, que está suficientemente legitimado científica y profesionalmente y que, además, posee herramientas de evaluación propias de calidad (Montero, 2015).

Entre los principios de la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (Organización de las Naciones Unidas, 2006) se encuentra «el respeto de la dignidad inherente, la autonomía individual, incluida la libertad de tomar las propias decisiones, y la independencia de las personas». Como se ha expuesto anteriormente, la conducta adaptativa tiene que ver con las actividades que desempeña una persona para valerse de manera autónoma en su vida cotidiana. Se trata, por tanto, de un constructo que tiene una gran repercusión en la calidad de vida de las personas con discapacidad y de un medio fundamental para alcanzar el derecho a la autonomía personal.

Pese a la importancia de la evaluación de los procesos cognitivos y de la conducta adaptativa, existen pocos estudios que analicen la relación entre ambos. Hasta la fecha, dos estudios han encontrado relación entre la conducta adaptativa y la memoria episódica en personas con síndrome de Down (Edgin et al., 2010a, b). Por otra parte, se considera pertinente estudiar el lenguaje como una variable aislada, ya que es considerado como una función cuya evolución es relativamente independiente de la evolución del perfil cognitivo de la persona y que, por tanto, requerirá también de una evaluación individualizada en las personas con síndrome de Down (Ghezzo et al., 2014). Con respecto a esta variable, y en la línea del presente estudio, existe una publicación relativamente reciente que ha encontrado correlación entre fluencia verbal y puntuación en la prueba de evaluación de las habilidades adaptativas ABAS II Sistema para la evaluación de la conducta adaptativa (Del Hoyo et al., 2015).

Profundizar en el conocimiento de cómo se relaciona la conducta adaptativa con el funcionamiento cognitivo general y con funciones cognitivas en particular puede llevar a mejorar las intervenciones. Se hace necesario conocer en profundidad las peculiaridades y características consiguientes a las particularidades cerebrales del síndrome de Down y cómo estas características se expresan en una persona concreta. De esta manera se facilitará que los programas de educación e intervención sean más ajustados y eficaces (Gutiérrez, 2017).

2. El marco del síndrome de Down

Para Pueschel (1997) «un síndrome significa la existencia de un conjunto de síntomas que definen o caracterizan a una determinada condición». El síndrome de Down fue identificado inicialmente en el año 1866 por el médico inglés John Langdon Down, quien analizó las similitudes entre un grupo de pacientes con discapacidad intelectual pertenecientes al centro que él dirigía. Down fue fundamental para la diferenciación del síndrome de Down como una entidad nosológica, sin embargo, hasta 1957 no se hallaron explicaciones etiológicas, cuando Jerome Lejeune mostró que las personas con este síndrome tenían 47 cromosomas en los núcleos de sus células en lugar de los 46 habituales. El cromosoma extra que aparece en las personas con síndrome de Down pertenece al par 21 de cromosomas, por ello es habitualmente llamado trisomía del par 21.

Hoy en día sabemos que el desarrollo y función de los distintos órganos (incluido el cerebro y la cognición) están alterados no únicamente por la sobrerrepresentación de algunos genes específicos, sino también «por la desregulación de elementos genéticos no codificadores, por la expresión anormal de genes que, incluso no pertenecen al cromosoma 21 y por un conjunto de influencias epigenéticas» (Vilardell et al., 2011).

2.1. Síndrome de Down y cerebro

La complejidad del funcionamiento del cerebro humano hace que sean muchos genes los que participan de su desarrollo y funcionamiento; de hecho, todos los cromosomas poseen genes que, en alguna medida, intervienen en la vida de una neurona, en sus conexiones y en el funcionamiento de sus redes (Flórez et al., 2017). La cascada de reacciones provocada por la trisomía 21 origina alteraciones en el desarrollo y función del cerebro que forman la base de los aspectos cognitivos que serán comprendidos como discapacidad intelectual (Dierssen et al., 2009).

Las consecuencias de estas alteraciones abarcan diversas funciones cognitivas, sensoriales, motóricas y conductuales, pero lo harán con gran variabilidad en cuanto al modo e intensidad entre los distintos individuos. Pese a esta enorme variabilidad podemos estudiar las alteraciones que ocurren con mayor probabilidad, que señalamos a continuación (Flórez et al., 2017).

a) Alteraciones macroscópicas

Se ha observado que los cerebros de los adultos con síndrome de Down son más pequeños que los del resto de la población. Existe una reducción de al menos el 20%, incluso corrigiendo la información en base al menor tamaño corporal (Kemper, 1991). Esta reducción no es homogénea, sino que se refiere a áreas cerebrales concretas: las alteraciones cerebrales presentes de forma más habitual en los estudios son la hipoplasia de determinadas zonas cerebelares, que podrían explicar la hipotonía, los problemas de coordinación motora y algunas dificultades articulatorias del habla; la hipoplasia de determinadas zonas de la corteza prefrontal que explicaría los fallos de memoria operativa, atencionales y funciones ejecutivas que se asocian a la inflexibilidad y conducta repetitiva; y la reducción del hipocampo en su globalidad y el giro dentado en particular que podría estar relacionada con las alteraciones de la memoria episódica (Zellweger, 1977; Schapiro et al., 1989; Pearlson et al., 1998; Weis, 1991; Kemper, 1991; Kesslak et al., 1994; Raz et al., 1995; Teipel et al., 2004).

Se encuentra también una reducción de volumen de la sustancia blanca variable según el área cerebral y la edad (Powell et al., 2014). Esta reducción es relativamente constante en el tronco cerebral, especialmente en la protuberancia izquierda (Zellweger, 1977; Schapiro et al., 1989; Lai y Williams, 1989; Wisniewski y Kida, 1990; Pearlson et al., 1998; Kemper, 1991; Weis, 1991; Kesslak et al., 1994; Raz et al., 1995; Ikeda y Arai, 2002; Carducci et al., 2013).

b) Alteraciones microscópicas

Además de las alteraciones macroscópicas, encontramos diferencias cuando nos situamos en el nivel celular. Existe una menor proliferación neuronal asociada a hipocelularidad en la matriz germinal de los ventrículos cerebrales, en diversas estructuras del hipocampo, en el cerebelo (Schmidt-Sidor, 1990; Contestabile et al., 2007; Larsen et al., 2008), así como en la corteza (Wisniewski, 1990) durante el desarrollo fetal de personas con síndrome de Down. Cuando se han aislado los precursores neuronales de fetos con síndrome de Down y se han cultivado como neuroesferas en el laboratorio, se ha observado que desarrollan un número menor de neuronas al diferenciarse (Bahn et al., 2002; Esposito et al., 2008). En cuanto a la neurogénesis en el cerebro de personas adultas con síndrome de Down se ha hallado en modelos murinos una alteración en la proliferación neuronal en los nichos habituales asociados a la neurogénesis de los adultos: zona subventricular y giro dentado (Bianchi et al., 2010; Ishihara et al., 2009; Hewitt et al., 2010).  Por otro lado, se ha observado un aumento de apoptosis en el hipocampo en fetos con síndrome de Down comparada con la de la población general (Guidi et al., 2008). En base a lo presentado, asumimos una reducción del número de neuronas probablemente relacionado con estos fenómenos de menor desarrollo y mayor muerte neuronal programada desde el periodo intrauterino.

En cuanto a las estructuras de la neurona, existen alteraciones en la longitud y en la densidad de las espinas dendríticas que se van adquiriendo de manera progresiva durante el desarrollo y que se hacen patentes a lo largo de los meses de vida postnatal (Marín-Padilla, 1976; Becker et al., 1986; Ferrer y Gullotta, 1990; Schultz y Scholz, 1992).

Tabla 1. Resumen de las principales alteraciones cerebrales en personas con síndrome de Down

Alteraciones macroscópicas-Reducción de determinadas zonas del cerebelo.

-Reducción de determinadas zonas de la corteza prefrontal.

-Reducción general del hipocampo y particularmente del giro dentado.

-Reducción variable según la zona y la edad del volumen de sustancia blanca asociado principalmente a la protuberancia izquierda.

Alteraciones microscópicas-Menor neurogénesis en el desarrollo fetal.

-Menor neurogénesis en el cerebro adulto.

-Menor arborización dendrítica.

-Mayor muerte neuronal en el hipocampo por apoptosis en el desarrollo intrauterino.

Elaboración propia a partir de Flórez et al., 2017.

2.2. Aspectos cognitivos

a) Rendimiento cognitivo general

La variabilidad en las manifestaciones fenotípicas de la trisomía en el sistema nervioso central conlleva enormes diferencias a nivel de funcionamiento cognitivo entre las personas con síndrome de Down que, junto con la mayor probabilidad de desarrollar enfermedad de Alzheimer de curso atípico, justifica la importancia de pruebas cognitivas específicas para esta población y su aplicación periódica (Esteba-Castillo et al., 2013).

En nuestro país destaca la batería breve neuropsicológica CAMCOG-DS, que forma parte de la prueba CAMDEX-DS (Holland et al., 2006). El CAMCOG-DS está validado para población española con síndrome de Down y discapacidad intelectual, y ha mostrado ser fiable y válido para evaluar la cognición de esta población de manera periódica y para detectar el inicio de posibles procesos neurodegenerativos estableciendo una puntuación general y dos puntos de corte, uno para discapacidad intelectual leve y otro para discapacidad intelectual moderada (Esteba-Castillo et al., 2013).

b) Memoria episódica

Se define la memoria desde un punto de vista neuropsicológico como «una función neurocognitiva que permite registrar, codificar, consolidar, retener, almacenar, recuperar y evocar la información previamente almacenada». La memoria se ha estudiado desde distintas perspectivas que han acentuado distintos aspectos a nivel estructural o procesual, destacando el modelo multialmacén de Atkinson y Shiffrin (1968), la división entre memoria semántica y episódica de Tulving (1972, 1983), el modelo procesual de Craick y Lockhart (1975), la diferenciación entre memoria explícita e implícita de Squire (1992) y el modelo de memoria de trabajo de Baddeley y Hitch (1974).

En las personas con síndrome de Down encontramos algunas regularidades pese a las diferencias individuales en el funcionamiento de la memoria.

En distintos estudios se ha observado que obtienen peores puntuaciones en las tareas de memoria a corto plazo, en concreto con material verbal (Marcell y Weeks, 1988; Hulme y Mackenzie, 1992; Jarrold et al., 1999; Numminem et al., 2001). Siguiendo el modelo Baddeley y Hitch (1974), se plantea que el déficit puede encontrarse dentro del bucle fonológico (Fernández-Olaria y Gràcia-García, 2013). La memoria a corto plazo funciona mejor si el material es visuo-espacial (Flórez et al., 2017).

Aunque existen pocos estudios acerca de la memoria a largo plazo, se ha observado una mejor conservación de la memoria implícita o no declarativa en comparación con la memoria explícita o declarativa en  personas con síndrome de Down (Vicari, 2001). En cuanto a la memoria autobiográfica, tienen una buena capacidad de recordar acontecimientos pasados, pero sus limitaciones para comprender el tiempo, les lleva a tener dificultades para situarlos en una secuencia histórica coherente e incluso a revivirlos como algo actual (Flórez et al., 2017).

c) Lenguaje

Históricamente, el lenguaje ha sido una de las funciones cognitivas más estudiadas. El origen del estudio científico del lenguaje se remonta a los planteamientos originales de Broca y Wernicke en el siglo XIX. Cabe señalar la utilidad de los modelos cognitivos como el de Ellis y Young (1988) y de los modelos más actuales que incorporan aspectos provenientes de los nuevos métodos de neuroimagen como los de Hickok y Poeppel (2004) y Friedericci y Gierhan (2013).

Con respecto al lenguaje en las personas con síndrome de Down, se trata de una de las habilidades más constante y profundamente afectadas y sus déficits van más allá del rendimiento cognitivo individual (Stoel-Gammon, 1990; Flórez et al., 2017).

El procesamiento del lenguaje a nivel neuroanatómico en las personas con síndrome de Down es diferente al de la población general. En el estudio de Jacola et al. (2014) realizado con resonancia magnética funcional, se pueden observar patrones atípicos de activación y una marcada diferencia en la organización de las redes neuronales que son responsables de recibir e interpretar la información auditiva de un relato verbal.

Existe gran variabilidad interindividual en el rendimiento del lenguaje entre las distintas personas con síndrome de Down. Esto tiene que ver con las diferencias asociadas a distintos aspectos: aspectos sensoriales como el conducto auditivo más estrecho y el mayor riesgo de otitis, aspectos articulatorios como la alteración de la cavidad oral, la alteración de las vías respiratorias y la hipotonía muscular, la heterogeneidad neuroanatómica en las regiones temporales y parietales y diferencias sociales y ambientales como la estimulación recibida. Dentro de esta gran diversidad, se encuentran aspectos comunes en las personas con síndrome de Down (Flórez et al., 2017).

La adquisición del lenguaje evoluciona más lentamente; además, los distintos componentes del lenguaje no evolucionan al mismo ritmo (Rondal, 1985, 1986, 1988, 1995; Chapman, 1991, 1995, 1997, 2006; Kumin, 1996, 1999, 2003, 2014; Abbeduto et al., 2006, 2007).

El lenguaje expresivo funciona peor que el comprensivo (Miller et al., 2000). La comprensión y la producción de vocabulario muestran un mejor rendimiento que la comprensión y producción de la sintaxis (Chapman et al., 1991; Abbeduto et al., 2003). El desarrollo del lenguaje se mantiene en los adultos jóvenes con síndrome de Down (Chapman y Hesketh, 2001) y se conserva relativamente estable en adultos mayores de 40 años en ausencia de procesos neurodegenerativos, de ahí la importancia de mantener y prevenir el declive cognitivo (Flórez et al., 2017).

2.3. Conducta adaptativa

Como ya se ha planteado en la introducción, las habilidades adaptativas se definen como «el grupo de habilidades conceptuales, sociales y prácticas aprendidas por las personas para funcionar en su vida diaria» (Schalock et al., 2010).  A finales de la década de 1950, la AAIDD (Asociación Americana sobre Discapacidad intelectual y otras Discapacidades del Desarrollo) incluye las limitaciones en la conducta adaptativa en su definición operativa de discapacidad intelectual además del déficit en el rendimiento intelectual (Heber, 1959). Desde entonces, la conducta adaptativa aparece entre los criterios para establecer la discapacidad intelectual de esta asociación. En la definición actual de discapacidad intelectual del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, DSM 5 (American Psychiatric Association, 2014) se le ha otorgado un papel principal a la conducta adaptativa, centralizando en ella la articulación de los apoyos de una persona determinada (Montero, 2015).

Las puntuaciones en las evaluaciones de personas con síndrome de Down reflejan que la conducta adaptativa mejora gradualmente a lo largo del desarrollo hasta los 30 años,  permaneciendo estable después. La comunicación, la socialización y las habilidades de la vida diaria muestran ser un punto fuerte a lo largo de la edad adulta.  Después de los 30 años las habilidades adaptativas se mantienen en ausencia de procesos neurodegenerativos (Prasher et al. 1998; Dressler et al., 2011). La evaluación periódica de las puntuaciones en las escalas de conducta adaptativa resulta especialmente interesante en esta población, ya que se han encontrado útiles para la detección de cambios prodrómicos en procesos demenciales (Hamburg et al., 2019).

3. Objetivos e hipótesis

Objetivo general:  Comprobar si existe relación entre el funcionamiento cognitivo general y la conducta adaptativa.

Objetivos específicos

  • Comprobar la relación entre memoria episódica y conducta adaptativa.
  • Comprobar la relación entre determinados aspectos del lenguaje y la conducta adaptativa.

Hipótesis

  • Existe una correlación positiva significativa entre la memoria episódica y la conducta adaptativa.
  • Existe una correlación positiva significativa entre el lenguaje y la conducta adaptativa.
  • Existe una correlación positiva significativa entre el rendimiento cognitivo general y la conducta adaptativa.

4. Métodos

Diseño ex post facto, retrospectivo de grupo único.

4.1. Participantes

Veinticuatro personas adultas con síndrome de Down, 18 hombres y 6 mujeres pertenecientes al Centro de Promoción de la Autonomía Personal Estela de la Asociación Síndrome Down Burgos. Sus edades eran de 21 a 43 años; media: 30,04 años, desviación típica: 7,04 años, mediana: 28 años. En las tablas 2 y 3 se muestra la distribución de frecuencias en las variables edad y sexo de la muestra.

Tabla 2. Descripción de la muestra por rango de edad

FrecuenciaPorcentaje
De 20 a 24 años520,8
De 25 a 29 años937,5
De 30 a 34 años28,3
De 35 a 39 años520,8
40 años o más312,5
Total24100,0

Tabla 3. Descripción de la muestra por sexo 

FrecuenciaPorcentaje
Hombre1875,0
Mujer625,0
Total24100,0

La presencia de procesos patológicos neurodegenerativos fue planteada como criterio de exclusión en la muestra. Se objetivó su ausencia a través de las puntuaciones del Camdex DS, ya que ninguna persona puntuó por debajo de los puntos de corte planteados por la prueba tanto para discapacidad intelectual leve como moderada.

4.2. Variables de estudio e instrumentos

Las variables independientes fueron:  memoria episódica, lenguaje y rendimiento cognitivo general. La variable dependiente fue: conducta adaptativa.

En primer lugar, se utilizó la prueba Screening Aura de Seguimiento Neuropsicológico (SAS-NPS). Se trata de una batería de pruebas diseñada para llevar a cabo un seguimiento longitudinal del estado cognitivo de las personas con síndrome de Down. En esta investigación no se ha utilizado en su globalidad, sino que se han utilizado las puntuaciones de las siguientes pruebas:

a) Para evaluar la memoria episódica, se han utilizado las puntuaciones de las siguientes pruebas:

  • Dígitos directos: se trata de una prueba que evalúa memoria verbal a corto plazo. Está conformada por tres ensayos para secuencias de 2, 3, 4 y 5 dígitos. Se pide al sujeto evaluado que repita la serie de dígitos en el mismo orden en que se ha escuchado y se deja de aplicar cuando se cometen errores en los tres ensayos de una misma secuencia. La puntuación corresponde con la cantidad de dígitos pronunciada en el ensayo más largo alcanzado.
  • Recuerdo de imágenes: consiste en el recuerdo libre de 10 láminas presentadas de manera visual durante la prueba de denominación, con un intervalo en el que se realizan otras pruebas cognitivas para evitar el repaso activo de la información.

b) Para evaluar el lenguaje, se han utilizado las pruebas:

  • Denominación de imágenes/partes del cuerpo: esta prueba consiste en la denominación verbal de 10 imágenes que se presentan visualmente mediante láminas y en la denominación de 5 objetos y 5 partes del cuerpo señalados por el evaluador. La puntuación varía de 0 a 20 puntos.
  • Vocabulario receptivo: se utiliza el Test de Vocabulario en Imágenes Peabody, que está diseñado para evaluar el reconocimiento auditivo de palabras. La persona debe señalar entre cuatro posibles la imagen que corresponde con la palabra pronunciada por el evaluador. La prueba consta de 192 ítems de complejidad creciente divididas en 16 conjuntos y se interrumpe cuando la persona falla al menos 8 palabras de un mismo conjunto. La puntuación se obtiene con la resta entre del último elemento del conjunto más alto que se ha alcanzado y la suma de todos los errores cometidos.

c) Para evaluar el rendimiento cognitivo general, se ha utilizado la puntuación total de la prueba de screening neuropsicológico para personas con síndrome de Down CAMCOG-DS. Esta prueba forma parte del test CAMDEX-DS, y es una versión adaptada para personas con síndrome de Down de la prueba CAMDEX. El CAMCOG-DS evalúa los siguientes aspectos: orientación, lenguaje (comprensión y expresión), memoria (remota, reciente, nuevos aprendizajes), atención, praxis, pensamiento abstracto y percepción. Obtenemos una puntuación en cada uno de los dominios presentados y una puntuación global que va de 0 a 107 puntos.

d) Para evaluar la conducta adaptativa se ha utilizado el índice de conducta adaptativa general del Sistema para la Evaluación de la Conducta Adaptativa ABAS II. Se realiza una evaluación a través de una entrevista con un informante o rellenada por el informante mismo. Evalúa las habilidades funcionales diarias distintos contextos para determinar si la persona es capaz de desenvolverse de manera autónoma en su día a día. Las áreas que evalúa son Comunicación, Utilización de los recursos comunitarios, Habilidades académicas funcionales, Vida en el hogar o Vida en la escuela, Salud y seguridad, Ocio, Autocuidado, Autodirección, Social, Motora y Empleo. Además de las escalas anteriores, el ABAS-II también ofrece puntuaciones en tres índices globales: Conceptual, Social y Práctico, así como un índice global de conducta adaptativa (CAG). Para este estudio se ha utilizado el índice de Conducta Adaptativa General, conformado por puntuaciones típicas con media 100 y desviación típica 15.

4.3. Procedimiento

En primer lugar, se informó a la dirección del Centro de Promoción de la Autonomía Personal Estela y a la gerencia de la Asociación Síndrome de Down Burgos de los objetivos del estudio y de los datos que serían recogidos de los participantes. Posteriormente, se informó a los participantes y familias de los objetivos y las características del estudio.

A partir de este momento recogimos los datos sobre memoria episódica y lenguaje de los participantes a través de la prueba SAS-NPS desde septiembre del 2020 hasta marzo de 2021.

Con respecto al resto de datos obtenidos, revisamos las pruebas aplicadas en el proceso de evaluación continua de la entidad para todos los participantes y se recopilamos las puntuaciones de las pruebas CAMCOG-DS y ABAS II realizadas desde junio de 2018 hasta junio de 2021.

4.4. Análisis de datos

En un primer momento se llevó a cabo un análisis descriptivo de los datos sociodemográficos sexo y edad, con los estadísticos frecuencia y porcentaje. Consideramos que estos estadísticos nos dan información adecuada para conocer cómo se representan en nuestra muestra las variables sociodemográficas elegidas. Después del análisis de las variables sociodemográficas se llevó a cabo un análisis descriptivo de los resultados obtenidos. Para este análisis utilizamos los estadísticos valor máximo y mínimo, media y desviación típica, ya que ofrecen información de cómo se distribuyen los valores y su variabilidad. Para finalizar, realizamos un análisis inferencial de los resultados de las pruebas asociadas a las variables de estudio mediante el Coeficiente de correlación de Pearson. Se trata de un estadístico que nos permite medir la intensidad y la dirección de la relación lineal entre dos variables aleatorias cuantitativas. Se trata por tanto de un estadístico coherente con nuestro objetivo de explorar la relación lineal de las variables de estudio.

Todas las pruebas estadísticas se han llevado a cabo mediante el paquete estadístico IBM SPSS Statistics 22.

5. Resultados

En la tabla 4 se aprecia el análisis descriptivo de las puntuaciones directas obtenidas, clasificadas por las variables del estudio y las pruebas aplicadas. Se observa que en la prueba de denominación existe muy poca variabilidad en torno a la media: la media es de 19,71 y la desviación típica de 0’859, siendo la puntuación máxima de 20 puntos

Tabla 4. Análisis descriptivo de los resultados

VariablePruebaMínimoMáximoMediaDesviación típica
Memoria episódicaDígitos Directos053,381,096
Recuerdo174,501,642
LenguajeDenominación172019,71,859
Vocabulario Receptivo3215176,3831,178
Rendimiento cognitivoCAMCOG5310787,0014,012
Habilidades adaptativasABASII549564,3310,072

En relación con los análisis inferenciales:

  1. a) La correlación entre la memoria episódica y la conducta adaptativa: mostró una correlación positiva significativa a nivel de 0,01 entre las puntuaciones directas de las pruebas de memoria y el Índice de Conducta Adaptativa General de la prueba ABASII (tabla 5). La prueba de span de dígitos directos muestra un Coeficiente de correlación de Pearson de 0,607 con la puntuación general de la prueba ABASII mientras que la prueba de recuerdo libre muestra 0,649. Ambos resultados son significativos de manera bilateral.

Tabla 5. Correlación de la memoria episódica y las habilidades adaptativas

ABASII
Dígitos Directos

Sig. (bilateral)

,607**

,002

Recuerdo

Sig. (bilateral)

,649**

,001

 **. La correlación es significativa en el nivel 0,01 (2 colas).

b) La correlación entre el lenguaje y la conducta adaptativa: mostró una correlación significativa entre la prueba de vocabulario receptivo y la puntuación general de la escala ABASII (tabla 6). El coeficiente de correlación de Pearson calculado para estas puntuaciones es de 0,550, significativo a nivel bilateral. Con respecto a la medida de la prueba de denominación, encontramos que la correlación encontrada no es significativa y por tanto puede deberse al azar.

Tabla 6. Correlación del lenguaje y las habilidades adaptativas

ABASII
Denominación

Sig. (bilateral)

,344

,100

Vocabulario receptivo

Sig. (bilateral)

,550**

,005

 **. La correlación es significativa en el nivel 0,01 (2 colas).

c) La correlación entre el rendimiento cognitivo general y la conducta adaptativa: Se encontró una correlación positiva significativa entre los resultados obtenidos mediante las pruebas CAMCOG-DS y ABASII. El Coeficiente de correlación de Pearson hallado es de 0,622 con una significación bilateral de 0,001 (tabla 7).

Tabla 7. Correlación entre el rendimiento cognitivo general y las habilidades adaptativas

ABASII
CAMCOG

Sig. (bilateral)

,622**

,001

 **. La correlación es significativa en el nivel 0,01 (2 colas).

6. Discusión

La presente investigación ha arrojado datos que nos permiten sugerir que existe relación positiva entre las habilidades adaptativas y la memoria episódica, el lenguaje y el rendimiento cognitivo general en las personas adultas con síndrome de Down.

Se han encontrado datos que apoyan nuestra hipótesis de que existe una relación positiva entre la memoria episódica y las habilidades adaptativas. Tanto la memoria más inmediata, evaluada mediante el span de dígitos directos, como la memoria más demorada, evaluada con el recuerdo diferido de diez imágenes, correlacionan positivamente de manera significativa con la puntuación general de la prueba ABASII. Estos datos vienen a apoyar las conclusiones de Edgin (2010a,b) que encontró relaciones entre la memoria episódica y las habilidades adaptativas en dos investigaciones diferentes. El primero de los estudios se basó en el proceso de validación del Arizona Cognitive Test Battery for Down syndrome (ACTB). Esta batería incluye tareas de memoria episódica procedentes del Cambridge Neuropsychological Testing Automated Battery Paired Associates Learning CANTAB PAL. Durante este estudio de validación se encontraron correlaciones positivas entre las puntuaciones en el CANTAB PAL y los resultados en la prueba de evaluación de las habilidades adaptativas Scales of Independent Behavior-Revised (SIB-R) en un grupo de 74 personas con síndrome de Down de 7 a 34 años. Con respecto al segundo artículo mencionado, se encontraron correlaciones positivas significativas en un grupo de 27 personas con síndrome de Down de 13 a 26 años entre la conducta adaptativa, evaluada con la ya mencionada prueba SIB-R, y distintas medidas de memoria episódica: puntuaciones en el CANTAB PAL, span de dígitos directos y recuerdo inmediato de una lista de palabras.

A la hora de abordar la relación entre lenguaje y habilidades adaptativas, se considera importante empezar señalando el escaso rango de variabilidad que se ha obtenido, además centrado en las puntuaciones más altas, en los resultados de la prueba de denominación. Se observa, por tanto, un importante efecto techo en esta prueba y se la considera poco informativa para el fin de este estudio, ya que ofrece poca información de las diferencias individuales en denominación. Continuando con la prueba de denominación, no se han encontrado correlaciones significativas con la puntuación en la prueba de habilidades adaptativas. Sin embargo, sí que hemos encontrado correlaciones positivas significativas entre el rendimiento en vocabulario receptivo y la puntuación general de la prueba de conducta adaptativa, lo que apoya nuestra hipótesis de que lenguaje y conducta adaptativa están relacionadas. Debido a la complejidad del constructo lenguaje, se considera relevante comprobar que un proceso cognitivo relacionado con éste como es el vocabulario receptivo correlaciona de manera positiva con las habilidades adaptativas. De esta manera, se añade información al hallazgo de Ghezzo et al., (2014), quienes encontraron relación positiva significativa entre la fluencia verbal y las puntuaciones en la prueba de conducta adaptativa Vineland Adaptive Behavior Scales (VABS) en una muestra de 67 personas con síndrome de Down con edades comprendidas entre los 11 y los 66 años.

En cuanto a nuestro objetivo principal de comprobar si existe relación positiva significativa entre el rendimiento cognitivo general y las habilidades adaptativas, los resultados obtenidos nos permiten aceptar la hipótesis de que existe una relación positiva y significativa entre ambas variables. En la revisión bibliográfica no se encontraron estudios que evaluaran desde una perspectiva neuropsicológica la relación entre el rendimiento cognitivo general y la conducta adaptativa en personas con síndrome de Down por lo que este hallazgo nos puede indicar el camino para futuros estudios que ahonden en la comprensión de esta relación.

6.1. Limitaciones

La primera de las limitaciones del presente estudio es el reducido número de participantes. A lo largo de la investigación se perdió a seis participantes a los que no se pudo aplicar de manera completa la evaluación debido a que no acudieron al Centro de Promoción de la Autonomía Personal Estela de la Asociación Síndrome Down Burgos. Esta situación no fue previsible debido a la incertidumbre derivada de la situación de pandemia causada por el virus SARS-CoV-2.

La segunda de las limitaciones que se han encontrado es que la muestra no es representativa de la población total de personas con síndrome de Down. Por un lado, se ha observado en el análisis descriptivo que únicamente el 25% de la muestra son mujeres. Por otro lado, se tiene en cuenta que la participación continuada en un centro que promociona la autonomía personal afecta de alguna manera a las funciones cognitivas y a las habilidades adaptativas. Aunque se desconoce el número de personas adultas con síndrome de Down que existen en la sociedad española, es un hecho que una proporción de éstas no participa en actividades destinadas a la promoción de su autonomía y que las actividades de las diferentes entidades que se dedican a este fin, son a su vez diferentes.

Por último, se considera que una de las limitaciones de este estudio es el tipo de análisis estadístico en sí mismo. Un análisis de tipo correlacional no nos permite establecer relaciones causales. Conocer cómo se relacionan a nivel causal las variables propuestas mejoraría la capacidad de establecer programas de intervención más específicos y dirigidos a optimizar los recursos de atención a personas con síndrome de Down.

6.2. Prospectiva

Con el objetivo de fortalecer la evidencia a favor de nuestras conclusiones, sería aconsejable replicar el estudio con una muestra mayor y procedente de distintos centros de apoyo a personas con discapacidad. Junto con el aumento de número y variabilidad de la muestra, consideramos que mejoraría nuestro conocimiento el diseño de investigaciones de las cuales pudieran extraerse conclusiones sobre la relación causal entre las habilidades adaptativas y el funcionamiento cognitivo.

Con respecto a nuestras variables de estudio, consideramos que para conocer mejor la relación del lenguaje con las habilidades adaptativas, convendría utilizar una prueba de denominación que no mostrara efecto techo para detectar mejor las diferencias individuales en esta variable. Del mismo modo, queda por investigar qué otros procesos del lenguaje están relacionados con las habilidades adaptativas y cómo es esta relación: lenguaje expresivo, comprensión, fluidez, lectura y escritura. También sería interesante comprobar qué otros procesos mnésicos estarían relacionados con las habilidades adaptativas, por lo que se recomienda estudiar la relación de las habilidades adaptativas y memoria remota, memoria prospectiva, memoria semántica, memoria procedimental y memoria de trabajo.

Como ya se ha mencionado, no se han encontrado estudios que relacionen la cognición general, desde un punto de vista neuropsicológico, y las habilidades adaptativas en las personas con síndrome de Down. Los estudios de estas posibles relaciones entre cognición y funcionalidad se han reducido clásicamente a la evaluación del cociente intelectual (Carrillo, 2012), por lo que se recomienda realizar nuevas investigaciones que amplíen el conocimiento en este ámbito.

7. Conclusiones

Por los resultados obtenidos se puede concluir que tanto el rendimiento cognitivo general como el rendimiento de algunos procesos cognitivos más específicos como son la memoria episódica y el vocabulario receptivo, correlacionan de manera positiva y significativa con las habilidades adaptativas en las personas adultas con síndrome de Down.

El presente estudio, pese a las limitaciones encontradas, ofrece un acercamiento riguroso al conocimiento sobre la naturaleza de las relaciones entre el funcionamiento cognitivo y las habilidades adaptativas en las personas adultas con síndrome de Down. Conocer que existe una relación positiva entre ambas variables, pese a no conocer la dirección causal, apoya la idea de que es importante trabajar tanto para estimular cognitivamente como para fomentar el desarrollo de las habilidades adaptativas en las personas adultas con síndrome de Down. Esto supone un valor aplicado, al reforzar la importancia del trabajo de las entidades cuyos programas se dedican a la promoción de la autonomía personal y que además trabajan fortaleciendo las distintas funciones cognitivas.

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