Si preguntáramos a niños, jóvenes y personas adultas con síndrome de Down qué es relevante para ellos, una gran mayoría responderían, sin dudarlo, que sus familias son verdaderamente importantes, que se preocupan por sus progenitores, hermanos, abuelos, etc.; que son felices en compañía de los suyos y que reconocen en sus familias ese lugar seguro imprescindible para avanzar, afrontar retos, experimentar, aprender de los errores, compartir sueños, celebrar éxitos, encontrar consuelo… Lo dirían con sus palabras, y a su modo, pero dirían algo así.