Editorial

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Editorial octubre 2021

Irene, una joven de 22 años, nos cuenta en la sección “Mi vida” que tiene webinarios por Zoom en su asociación de referencia. Nada sorprendente hoy en día. Y realmente, eso es lo “sorprendente”. Los expertos afirman que la pandemia ha supuesto una aceleración tecnológica de nuestra sociedad; al menos la sociedad “occidentalizada”. Las tecnologías se han instalado en nuestras rutinas, en nuestros hábitos; han colonizado nuestros espacios laborales, lúdicos, relacionales. Es un hecho tan evidente como significativo. El artículo de la Fundación Down Madrid aborda este vertiginoso cambio, analizando la incorporación de la tecnología y su impacto en la calidad de vida de las personas con síndrome de Down, así como las habilidades socio-emocionales y cognitivas necesarias para ser competentes digitalmente. Asimismo, el artículo describe los hitos que jalonan el proceso de alfabetización digital. Un asunto del que nos hemos hecho eco en números anteriores y sobre el que seguiremos profundizando.

También compartimos en este Editorial el testimonio de unos padres cuyo primer hijo nació con síndrome de Down. Su relato exhala tesón, esperanza, confianza, amor incondicional y orgullo; también habla de acompañamiento, redes naturales y profesionales de apoyo. El deporte practicado por este joven aparece como un elemento altamente motivador en su vida. A través del deporte encuentra un espacio de crecimiento, de superación personal, de esfuerzo. También desempeña un trabajo que le gratifica y por el que percibe su salario con el que colabora en la economía familiar; hecho que le hace sentirse orgulloso.

Precisamente, contamos con el estudio realizado por la Fundación DISCAR, de Argentina, que analiza el impacto de las medidas restrictivas derivadas de la pandemia en la actividad laboral de más de un centenar de trabajadores con discapacidad intelectual. Entre otras cuestiones, este estudio pone de manifiesto la importancia que el trabajo tiene para estos empleados y sus ganas de incorporarse a la normalidad de sus rutinas laborales. El teletrabajo surge como alternativa; sin embargo, la presencialidad es la opción más requerida por los trabajadores porque provee de relaciones, autonomía, espacios propios ajenos a la vida familiar, etc.

Asimismo, presentamos un estudio llevado a cabo por una universidad serbia, con el propósito de evaluar el efecto de un programa de fútbol adaptado en el aprendizaje motor y conducta psicosocial en adolescentes con síndrome de Down. Justamente, las variables asociadas a la conducta psicosocial son las que obtienen cambios más significativos tras el entrenamiento deportivo en comparación con las mejoras observadas en las habilidades motoras.

Finalmente, en la sección de Buenas Prácticas, contamos con la experiencia de Aura Fundación acompañando a familias de personas con síndrome de Down desde sus inicios pioneros en el ámbito de la inclusión laboral. Las entrevistas individuales y los encuentros grupales, tanto presenciales como virtuales en los últimos tiempos, conforman un tejido de apoyo permanente para las familias valorado muy positivamente por las mismas.

En definitiva, los testimonios en primera persona que presentamos encuentran su refrendo en los artículos y experiencias profesionales. O éstos encuentran su concreción real en dichos testimonios personales. En cualquier caso, entre unos y otros, creemos haber encontrado cierta “cuadratura del círculo” en este nuevo número de nuestra revista. Con él despedimos un año complejo y nos preparamos para recibir esperanzados e ilusionados el 2022.