ico_sumario Editorial


 

El anterior número de nuestra revista estuvo dedicado a presentar varias experiencias de programas formativos dirigidos a estudiantes con discapacidad intelectual, todos ellos desarrollados en entornos universitarios españoles como denominador común. Así, nos hicimos eco del Programa Promentor de la Fundación Prodis y la Universidad Autónoma de Madrid; el Programa Demos de la Universidad Pontificia de Comillas, en colaboración con la Fundación Down Madrid; el Programa Formativo de la Asociación Uribe Costa desarrollado en la Universidad de Deusto; y el Proyecto Reddo de la Fundación Down Madrid desarrollado en la Universidad Complutense de Madrid.

Con estos primeros artículos iniciamos el firme propósito de contribuir a la divulgación de los esfuerzos que entidades y universidades están realizando para proporcionar un espacio formativo normalizado, enriquecedor e inclusivo para personas con discapacidad intelectual. El interés suscitado por ese número nos ha llevado a ampliar esta interesante temática y extenderla también a experiencias que se llevan a cabo en Latinoamérica.

Presentamos ahora cinco nuevos proyectos. En universidades chilenas, el Programa Artifex Vitae Fortalecimiento de Habilidades para la Vida Independiente de la Universidad de Los Lagos (Campus Santiago de Chile), el Programa de Formación Sociolaboral para personas con discapacidad intelectual de Prufodis y la Universidad Central de Chile, y el Programa de Habilidades Laborales  llevado a cabo en la Universidad Andrés Bello. En universidades españolas el Programa Espazo Compartido de la Universidad A Coruña y el Programa Capacitas de la Universidad Católica de Murcia. Complementa estas experiencias formativas en entornos universitarios la propuesta práctica desarrollada por la Asociación Down Huesca y la Universidad de Zaragoza, que consiste en desarrollar diversas acciones formativas específicas para personas con discapacidad intelectual incluidas en la formación continua para trabajadores con discapacidad intelectual. El título de esta experiencia recoge la idea de fondo: espacios universitarios para la convivencia, el aprendizaje y la inclusión social.

Casualmente, muy recientemente, la Fundación ONCE ha elaborado, con la colaboración de la UNED, el CERMI y la Universidades Españolas, la guía universitaria para estudiantes con discapacidad, que tiene como objetivo poner a disposición de los estudiantes, familias, docentes y orientadores la información sobre los recursos disponibles para la inclusión de los estudiantes con discapacidad (http://guiauniversitaria.fundaciononce.es/). Presentamos un pequeño resumen en la sección de Publicaciones. Esta guía ofrece información interesante sobre recursos, medidas y actuaciones de acceso a la universidad, accesibilidad física y tecnológica, recursos de apoyo y adaptaciones en el proceso de enseñanza-aprendizaje y evaluación así como otros programas y acciones.

Casualidades aparte, es evidente que algo importante está pasando en la Universidad. Pero ¿qué?, ¿cómo?, ¿para qué?, ¿por qué?, ¿para quiénes? Los artículos descriptivos de estas pioneras experiencias, tomados en su conjunto, nos permiten reflexionar en torno a los aspectos estructurales (materias, cursos, fases, etc.), aspectos funcionales (metodologías, orientaciones prácticas, etc.), aspectos relacionados con los fines (inclusión laboral, desarrollo personal, autonomía, etc.). Sin duda, clarificar, desbrozar y potenciar los factores más potentes de estas experiencias es una tarea interesante y reveladora.

También lo sería, en nuestra opinión, analizar y reflexionar sobre el perfil de los alumnos con discapacidad intelectual que participan mayoritariamente en estos programas universitarios. Así, cabe formular algunas preguntas como, por ejemplo: ¿qué competencias básicas se precisan?, ¿qué requisitos son imprescindibles?, los alumnos ¿tienen niveles de funcionamiento intelectual homogéneos?, ¿qué grado de autonomía e independencia mínimo se precisa?, ¿el éxito depende de determinados perfiles y grados de necesidad de apoyo?

Y dado el perfil específico de nuestra revista, nos interesa también conocer cuál es el porcentaje de alumnos con síndrome de Down que participan en estas iniciativas; es decir, en qué medida el colectivo de jóvenes y adultos con síndrome de Down se beneficia de estas oportunidades y cuáles son los factores que les facilitan el acceso a estos programas, para poder potenciarlos anticipadamente. No vaya a ser que, como otras veces ha sucedido en otros temas como, por ejemplo, el empleo, sea una población relegada ante diferentes situaciones de discapacidad intelectual.

No dudamos de que estos y otros interrogantes irán encontrando respuestas muy oportunas que irán dando paso a otras preguntas nuevas. Lo importante es no dejar de hacerse preguntas para abrir nuevos caminos.

 

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