Editorial

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El interés por la vida del adulto con síndrome de Down está creciendo de modo espectacular. Y lo más gratificante es comprobar cómo equipos bien preparados empiezan a abordar el tema con espíritu investigador. La roca compenetración entre la Fundación Aura y la Facultad de Educación Blanquerna, en Barcelona, permite hacer un seguimiento riguroso en personas adultas de edades ya maduras, sobre cómo van evolucionando longitudinalmente sus cambios cognitivos, emocionales y sociales. Mercè Gimeno nos resume en este número de Vida adulta su tesis doctoral, en la que mostró los resultados obtenidos en 51 personas con síndrome de Down de edades comprendidas entre los 30 y 49 años, laboralmente activas en la modalidad de empleo con apoyo en empresas ordinarias. Tras analizar los diversos cambios, su mensaje nos advierte que la vida activa de las personas adultas con síndrome de Down ralentiza los procesos de envejecimiento y favorece el mantenimiento funcional.
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Ángeles García Vallejo, directora de Arte Down en la Fundación Síndrome de Down de Madrid (Down Madrid), explica con detalle el desarrollo de una iniciativa inédita en la que doce personas con síndrome de Down, formando equipos con doce arquitectos y doce fotógrafos, elaboran composiciones sobre doce edificios o lugares emblemáticos de la ciudad de Madrid. En su exposición, va más allá del relato descriptivo del proyecto (por demás interesante). Abunda en reflexiones y comentarios sobre la inteligencia artística y la creatividad, afloradas también en personas con distintos problemas de comunicación y expresión verbal. El artículo es una hermosa combinación de muestras artísticas y de posibilidades reales de entendimiento entre personas muy diversas.

También en circunstancias más limitadas se pueden promover las cualidades artísticas. En el reportaje de MIVIDA ofrecemos un claro ejemplo.

No son todo rosas en el largo caminar de las personas con discapacidad intelectual. Su vulnerabilidad a los abusos de diverso origen y naturaleza es bien conocida, y es origen de no poca preocupación para las familias y cuidadores. La Fundación Carmen Pardo-Valcarce creó una Unidad de Atención a Víctimas con Discapacidad Intelectual que se ha convertido en referente para quienes desean prevenir y organizarse ante este problema. En ella, psicólogos, educadores, abogados y policías conviven y trabajan con un claro objetivo: ayudar a la persona con discapacidad y su familia a conocer, prevenir y reaccionar adecuadamente ante este problema, en cualquiera de las circunstancias que puedan sobrevenir. La detallada descripción de toda esa compleja organización nos ayuda a constituir unidades semejantes en las diversas organizaciones.

Este mismo importante tema es presentado por Plena inclusión del País Vasco, en forma de Lectura fácil, en uno de los libros comentados en la sección de Publicaciones.

Por último, en Buenas Prácticas recibimos puntual información de una muy buena iniciativa: la creación de un sistema de accesibilidad cognitiva que permite hacer el mundo más fácil de entender. Es Planeta Fácil: una publicación de noticias en lectura fácil.